María, de 10 meses, es el final feliz de un proceso que comenzó dos años y medio antes en una clínica de reproducción asistida a la que Esther y su pareja, Lola, acudieron para tener un hijo, convencidas de que sería "llegar y conseguirlo", pero fueron necesarios 37 test de embarazo fallidos

Treinta y siete test de embarazo negativos y un final feliz
Foto: Clínica Ginefiv
  • 18 de junio, 2013
  • MADRID/EFE/MARTA OSTIZ

Su historia es una más de las que recoge el libro "El gran sueño, ser papás", que ha presentado hoy la clínica Ginefiv y que recopila testimonios de personas que han sido padres gracias a las distintas técnicas de reproducción asistida.

"Yo he pasado por todas" hasta el nacimiento de María, ha explicado Esther López, que comenzó este proceso con 36 años.

Dos inseminaciones, tres fecundaciones in vitro (FIV), una ovodonación con dos abortos... y finalmente, tras dos años y medio y después de 37 pruebas negativas, el sueño se hizo realidad gracias a la adopción de embriones.

Años antes, su pareja, Lola Fernández, dio a luz a David gracias a la inseminación artificial y después de tan solo tres intentos.

Las dos caras de la misma moneda. "Es una carrera de fondo, pero en el 90 por ciento de los casos las mujeres consiguen quedarse embarazadas", explica el gerente de Ginefiv, Luis Español.

Cada año nacen en España 16.000 niños gracias a las distintas técnicas de reproducción asistida y cerca del 15 por ciento de las parejas en edad fértil tienen problemas para concebir un hijo de forma natural, una cifra que va en aumento debido a que las parejas cada vez esperan más tiempo a ser padres.

"Aunque con 40 años te sientas físicamente perfecta para ser madre, los ovocitos tienen una vida muy limitada", recuerda la coordinadora ginecológica de esta clínica, Victoria Verdú, que advierte de que la edad es un factor determinante para lograr un embarazo.

Verdú señala que la edad media de las mujeres que acuden a las clínicas de reproducción asistida es de 38 años, por lo que la donación de óvulos se ha convertido en la única opción para poder engendrar un hijo.

"Gracias a los donantes, una de cada tres personas que acude a estas clínicas puede convertirse en padre", subraya Luis Español.

Se trata de un proceso altruista, anónimo y voluntario, durante el que se realizan exámenes médicos y psicológicos y en el que, por ejemplo, la tasa de rechazo de donantes de semen alcanza al 85 por ciento de los que acuden a la clínica.

"El momento de aceptar que necesitas recurrir a la donación de óvulos para ser madre es muy difícil, pero cuando te desgastas tanto en los tratamientos de fertilidad y piensas en tener a tu hijo en brazos, nada de eso importa", reflexiona Esther.

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