Un tratamiento con radiofrecuencia en las arterias renales consigue controlar la hipertensión que no responde a fármacos, según un procedimiento puesto en marcha por la Clínica Universidad de Navarra, primer hospital navarro y privado de España que aplica esta terapia

Radiofrecuencia para la hipertensión que no responde a fármacos
Clínica Universitaria de Navarra
  • 4 de octubre, 2012
  • PAMPLONA/EFE

Especialistas de esta clínica han efectuado con éxito este procedimiento al conseguir corregir los valores de presión arterial y reducir a la mitad la medicación, 24 horas después del procedimiento, según informa este centro en un comunicado.

En España  existen unos 650.000 pacientes con hipertensión arterial refractaria, aquella que no responde al tratamiento convencional. El porcentaje de pacientes refractarios al tratamiento médico es de alrededor del 10 % de los hipertensos.

En esos casos, a pesar de la administración de tres ó más fármacos en dosis adecuadas, las cifras de tensión arterial permanecen elevadas por encima de 160/90 mm de Hg.

Es a ellos quienes se aplica el nuevo tratamiento, que consiste en la aplicación de radiofrecuencia en el perímetro interno de las dos arterias renales.

"Los impactos de radiofrecuencia consiguen lesionar y, por tanto, interrumpir la conducción nerviosa a través de los nervios localizados alrededor de las arterias renales (denervación renal), causante de la perpetuación de la hipertensión arterial elevada que no responde al tratamiento convencional mediante fármacos", describe el doctor José Calabuig, director del Servicio de Cardiología Intervencionista de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) .

El procedimiento de denervación renal no requiere anestesia general -sólo sedación-, ni cirugía abierta, ya que se realiza por cateterismo mediante punción en la arteria femoral. El ingreso hospitalario es de entre 24 y 48 horas tras la intervención.

En la actualidad, dos meses después del primer procedimiento realizado en la Clínica, la paciente presenta una tensión normal, sin crisis hipertensivas, ni otros síntomas.

Además, "refiere encontrarse mejor", según relata su cardiólogo, Juan José Gavira. "Con posterioridad al tratamiento de denervación con radiofrecuencia, continuamos controlando la tensión de la paciente con la intención de poder reducirle al máximo la medicación", indica el facultativo.

En esta línea, apunta que, incluso, "hay casos de pacientes a los que se les ha aplicado este procedimiento y que pasan de tener prescritos 5 ó 6 fármacos a reducirlos a uno o dos".

La intervención comienza con la introducción, a través de una punción en la arteria femoral, de un catéter dotado de un cabezal de reducido tamaño constituido por cuatro electrodos. El catéter se mantiene conectado a una consola exterior, emisora de ondas de radiofrecuencia, con las que se provocan las lesiones (ablaciones) por calor en el perímetro interno de ambas arterias renales.

El procedimiento tiene una duración aproximada de 30 minutos, según Calabuig, quien explica que "el especialista introduce el catéter por la arteria femoral hasta la arteria renal. Una vez allí se aplican los impactos de radiofrecuencia. En total, son necesarios entre 8 y 12 impactos en cada una de las arterias renales".

De este modo, especifica, "se interrumpe la propagación del impulso nervioso que discurre por el exterior de la arteria y que provoca la perpetuación de la hipertensión arterial".

El mecanismo por el que mediante esta terapia de denervación renal se consigue controlar la hipertensión refractaria se fundamenta en que el riñón recibe desde el cerebro, a través de la médula espinal, la inervación (impulso nervioso) del sistema nervioso vegetativo autonómico, también llamado "simpático".

Según este aspecto, cabe diferenciar dos tipos de pacientes hipertensos, en los que existe una causa que provoca la tensión arterial elevada, hipertensión que se denomina secundaria, y en los que no existe un factor que la origine, casos en los que la hipertensión se califica como esencial. Este segundo tipo es el más frecuente y el que afecta a la mayoría de los pacientes hipertensos.

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