
El coordinador de la Unidad de Enfermedades infecciosas del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, Antonio Antela, ha asegurado: “No es lo mismo decir que nadie muere de sida, y que es una enfermedad crónica, que decir que no pasa nada por tenerlo”.
“Hay que saber combinar los mensajes: la gravedad de contraer sida con la importancia de lo que se ha avanzado”, ha asegurado Antela, quien ha reconocido el problema de “pecar de optimista a la hora de dar mensajes”, algo que, en su opinión, “puede afectar a las medidas preventivas de las personas”.
Las reflexiones sobre la enfermedad que causa el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) han tenido lugar en el marco de la Conferencia Europea sobre el Sida, en un simposio organizado por la farmacéutica Gilead, bajo el título: “La prevención de la salud a largo plazo en pacientes con VIH”.
“Sigue siendo una enfermedad que no se cura y que tiene asociados otros problemas y es importante, tras hablar de los avances, poner la coletilla de que es mejor no infectarse”, ha remarcado el doctor Antela.
En el simposio ha participado también el científico alemán Jürgen Rockstroh, jefe de Consultas Externas en un hospital de Bonn, quien ha advertido de que “la forma tradicional de detectar el Sida podría no ser óptima y conviene actualizarla”.
En ese sentido, Antela le ha dado la razón y ha admitido que “se sigue diagnosticando tarde, porque el 50 por ciento de ellos son tardíos en España y eso hace que en estos casos no se pueda seguir el tratamiento normal”.
El doctor Antonio Antela ha identificado también un nuevo problema que afecta a los enfermos de sida: padecen problemas “en el sistema cardiovascular, nervioso, cánceres, riñón, hígado y huesos”, que aparecen “diez años antes que en personas que no padecen la enfermedad”.
Este escenario es nuevo porque, tal y como el científico español ha explicado a EFEsalud, “antes, los enfermos de Sida morían y ahora tienen una esperanza de vida similar a la de los demás”.

Según Antela, “el problema de un envejecimiento prematuro de los enfermos de sida parece que está relacionado con una inflamación persistente y crónica que sobreviene desde la aparición de la infección”.
Por ello, ha asegurado que la “atención a los pacientes tiene que volcarse más en estos problemas que en el control de la enfermedad”, y ha destacado “la importancia de establecer relaciones entre los investigadores de sida y los de otras especialidades para trabajar unidos y poder luchar contra distintas enfermedades”.
“Necesitamos ayuda, establecer relaciones con otros especialistas, en equipos multidisciplinares o con contactos puntuales”, ha asegurado.
Al simposio también ha acudido un enfermo de Sida, Chris O’Connor, quien ha destacado que su aspecto “hace unos años era mucho peor que ahora” y ha valorado muy positivamente los últimos avances científicos.