Elia, de 74 años de edad, arrastraba los pies al caminar y como ella misma dice “mi única ilusión era sentarme“, algo que puntualiza su marido, Carlos: “No es que fuera su mayor ilusión, es que no podía hacer otra cosa. Se ponía triste, se hundía y lloraba”. Elia estaba atada a un respirador.
Carlos no puede olvidar los cuatros años “horrorosos” que ha compartido con la disnea y la fatiga de Elia. “Hablaba bajito, con gran esfuerzo… sin aire… con los pulmones encogidos. Necesitaba mi ayuda para todo”.

Pero esta mujer, sorprendida como su marido por los efectos tan devastadores de la epoc en su vida diaria, solo es un ejemplo de los aproximadamente dos millones de personas que padecen la enfermedad pulmonar obstructiva crónica en España.
El 75% de los enfermos no están diagnosticados y cada año fallecen 18.000 pacientes, 50 al día. Y si hablamos de costes sanitarios la cifra se eleva hasta los 3.000 millones de euros.
Obstrucción pulmonar
La vida de Elia, como la de casi un centenar de pacientes, ha dado un giro radical después de que el doctor Javier Flandes Aldeyturriaga y su equipo médico del servicio de Broncoscopias y Neumología Intervencionista del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (FJD) de Madrid, le implantara en los bronquios unas válvulas minúsculas para mejorar su capacidad pulmonar.

Su consumo de tabaco arrasó sus bronquios, bronquiolos y alveolos gradualmente y le ocasionó enfisema grave. Fue la hora de la disnea, el ahogo y la fatiga. La epoc se apoderó de su respiración.
“El enfisema aniquila el parénquima pulmonar. Al destruirse el parénquima, el lóbulo pulmonar afectado tiende a acumular aire en su interior que es ineficaz. Se le llama volumen residual o espacio muerto del lóbulo pulmonar que no funciona“, explica el neumólogo.
Los lóbulos pulmonares “inflados” necesitan más espacio en el tórax y la respiración se hace cada vez más difícil. El cuerpo se resiste al esfuerzo físico. El tratamiento consiste en reducir el volumen del pulmón ineficaz.
“No podemos regenerar el pulmón porque el tejido pulmonar, de momento, no se recupera tras su deterioro; pero sí podemos conseguir que funcione mejor la parte de pulmón que está sana. Se realiza una disminución del parénquima pulmonar de la zona lesionada. Esta parte del lóbulo afectado se comprime para que los lóbulos pulmonares sanos puedan funcionar mejor”, reseña.
Válvulas de “PulmonX“
El broncoscopio se introduce por la boca o la nariz del paciente, que está sedado ligeramente, y el especialista evalúa sus vías aéreas: los canales que comunican los lóbulos pulmonares dañados. Las válvulas, que tienen un diámetro de cuatro milímetros de ancho por diez milímetros de largo, se posicionan en los bronquios adecuados.
Esas válvulas obstruyen el aire en una dirección. Solo permiten evacuar aire del lóbulo pulmonar afectado e impiden que entre más aire, de tal manera que las partes lobulares dañadas disminuyen poco a poco su tamaño, a la vez que merma la hiperinsuflación, obstrucción en los conductos que suministran aire al tejido pulmonar.


El mecanismo, que permite además la salida de secreciones y aire ineficaz, favorece que se expandan las partes sanas del pulmón, con lo que mejora el intercambio gaseoso de oxígeno del paciente.
Estas diminutas válvulas, de PulmonX Interventional Pulmonology, se quedan en los pulmones todo el tiempo que beneficien a la respiración del paciente y mejoren su calidad de vida. Si fuera imprescindible reemplazar alguna válvula, se pueden sustituir o retirar con la misma facilidad con la que se encajaron.
Neumología de vanguardia
“La técnica para reducir el volumen pulmonar de los lóbulos dañados por el humo del tabaco podría alcanzar a treinta o cuarenta mil enfermos de enfisema grave, un tratamiento que está incluido en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud”, dice el doctor Flandes.
El Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz es pionero en esta técnica y se ha convertido en el centro integral para este tratamiento del enfisema grave. “La FJD introduce todos los avances médicos que aparecen en el campo de la neumología para mejorar la calidad de vida de los enfermos”, observa.
El procedimiento, que es reversible, no requiere intervención quirúrgica, ni irradiación, ni anestesia general y se lleva a cabo en menos de 30 minutos sin necesidad de hospitalización.

“Los pacientes no necesitan ser intubados y a las dos horas pueden hacer ya su vida normal; es más, al acabar la broncoscopia el paciente vuelve a su actividad como si no hubiera pasado nada”, apunta el neumólogo.
Elia lo experimentó y el cambio fue “brutal”, afirma. Las miniválvulas bronquiales le han devuelto su independencia, su orgullo y su calidad de vida.
“Ahora hablo normal… antes tenía que parar. Ahora puedo coger pesos, cortarme las uñas de los pies, peinarme o mover los brazos con más agilidad. No podía poner la lavadora, por ejemplo, ni sacar la ropa de la cuba o tenderla. Los pacientes de epoc como yo deben abrir los ojos y tratarse con esta técnica sin esperar un minuto más“, concluye.