El niño se despierta en mitad de la noche con la cama empapada. Últimamente, desobedece más y come menos. Hace una semana llegó un nuevo hermanito a casa, y todos estos síntomas tienen una causa: los celos. ¿Cómo recuperar al niño tranquilo que era antes? Con paciencia y dándole a cada uno su lugar

Los celos, una barrera entre hermanos con solución
EFE/Arno Burgi
  • 31 de agosto, 2015
  • MADRID/EFE/MARÍA MILÁN

Lo primero que aclara Mara Cuadrado, psicóloga infantil, es que los celos son “sentimientos normales, si no, tendríamos robotitos y no niños”. Transmitir tranquilidad y normalizar la situación son algunas de las claves que la especialista aconseja a los padres cuando acuden a consulta por este motivo.

“En un niño, los celos son un cúmulo de sentimientos como rabia, frustración o desamparo producido por la presencia de una persona nueva que aparece y ocupa prácticamente todo el tiempo de quien le había atendido antes, normalmente la madre o el padre”, define Cuadrado.

Se trata, por tanto, de una cuestión de competencia, por lo que, cuanto más mayores son, es más fácil que, al demandar otro tipo de atención de los padres, los celos no surjan. Además, en el caso de familias numerosas, los mayores van perdiendo esos sentimientos porque aprenden a gestionarlos.

Los más incómodos por este cúmulo de sentimientos son los propios niños, pues no saben cómo manejarlos, al no haberlos experimentado nunca. “Es un reto para los padres”, apunta la psicóloga infantil.

En los celos, la prevención es muy importante. “Para prevenir, es bueno que cada hermano tenga sus tiempos, los padres tienen que saber organizarse para que ningún hijo se sienta fuera de lugar”.

Celos activados: señales de emergencia

La señal más frecuente de la aparición de los celos, señala Mara Cuadrado, son las rabietas y la repentina desobediencia con la que se comporta el niño desde la llegada del nuevo miembro.

Otros problemas son los psicosomáticos enuresis y encopresis, la incontinencia de la orina y las heces respectivamente. Los dolores psicosomáticos de tripa, los vómitos, los problemas de sueño y la pérdida de apetito completan los síntomas.

La violencia es también una señal de que algo no va bien. Pegan al hermano pequeño, les quitan sus juguetes o se chivan constantemente de lo que hacen a los padres. Son conductas que antes no existían en el menor.

Si la conducta y los síntomas se mantienen en el tiempo y continúan la violencia y el mal humor, es necesaria la intervención de un profesional “que reconduzca los sentimientos más beneficiosos”.

La intervención de un profesional

¿Cómo trabaja el psicólogo los celos entre hermanos? Con una terapia destinada tanto al niño que los sufre como a los padres.

Lo primero es hacerle ver al menor que lo que le pasa es “normal”. “Diseñamos situaciones en las que la presencia del hermano pequeño sea agradable para él”, explica Cuadrado.

Una familia, con su pariente en segundo plano y sus hijo ,observan juegos pirotécnicos durante las celebraciones del Día de la Independencia en la plaza Rabin en Tel Aviv (Israel)
Una familia haciendo planes juntos. EFE/ABIR SULTAN

Si el niño es más mayor, se puede trabajar con él de forma cognitiva: “Se le enseña a manejar y reconvertir las emociones que experimenta, además de identificar qué le está pasando y por qué”, apunta la especialista.

Además, se procura que empatice con sus padres y entienda que el nuevo hermanito necesita que estos le atiendan.

En cuanto a los adultos, en ocasiones, “refuerzan los sentimientos de celos porque sobrecompensan la atención al mayor”, apunta Mara Cuadrado, y añade algunas de las técnicas que recomienda a los padres:

  • Evitar las comparaciones entre los niños
  • No antincipar los celos antes de que nazca el pequeño, no tienen por qué aparecer
  • No sacar el tema delante de familiares o amigos cuando el niño esté escuchando, y si se hace, es para expresar lo orgullosos que están de la buena relación entre los hermanos.
  • Valorar las diferencias y competencias personales de cada uno de los hijos es muy positivo para estos.
  • Crear momentos agradables dentro de la familia, de juego común, así como la resolución de problemas que puedan surgir en esas situaciones.

Lo importante es normalizar los celos, pensar que son algo pasajero y cuanto antes se trabaje y conciencie al niño de que no perderá su lugar en casa, antes se irán.

Descubre más desde EFE Salud

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo