A pesar de su cortísima edad, ya que algunos apenas han cumplido cuatro meses, puede decirse que los bebés que participan en la piscina en un novedoso programa sobre actividad física para favorecer su neurodesarrollo, empiezan ya a moverse como auténticos peces en el agua

Bebés como peces en el agua
Los bebés y sus padres en la piscina durante una sesión del programa de actividad física para favorecer el neurodesarrollo/EFE/Miguel Ángel Molina
  • 10 de marzo, 2015
  • GRANADA/EFE/ ROBERTO RUÍZ

La catedrática de la Universidad de Granada María José Aguilar coordina un grupo de investigación multidisciplinar para llevar a cabo este proyecto, que desarrolla algunas de sus actividades en la piscina climatizada del Hospital de Traumatología de la ciudad.

Un entorno familiar

Los bebés se sienten habituados al medio acuático gracias a las características del agua, su temperatura y a la similitud con el útero materno, ha explicado a EFE Aguilar, quien ha subrayado la importancia del ejercicio físico para el aprendizaje y la adaptación general del niño al ambiente en el que se desarrolla.

Ante un sistema nervioso central de los recién nacidos todavía inmaduro, el programa pretende contribuir al desarrollo del denominado "sistema nervioso autónomo", que regula las funciones de los órganos internos y que responde a reflejos más primitivos.

"El desarrollo psicomotor de un niño normal es muy progresivo. Primero se tiene que voltear, después empezará a cogerse, se elevará y finalmente andará", ha detallado Aguilar, convencida de que el programa acuático contribuirá a que todo ese proceso sea más rápido.

"Aquí trabajamos el juego, los relaciones sociales, la emotividad y la afectividad con los padres", ha añadido la investigadora, quien aconseja a los participantes adultos no mostrar miedo nunca, haga lo que haga el niño.

Los beneficios asociados

La catedrática de la Universidad de Granada María José Aguilar en una de las sesiones del programa de actividad física en la piscina para favorecer el neurodesarrollo de los bebés. Efesalud.com
La catedrática María José Aguilar junto a una madre y su bebe en la piscina/EFE/Miguel Ángel Molina

A falta de que la investigación avance, Aguilar ha señalado que los test que los niños están pasando ponen de manifiesto un desarrollo psicomotor más adelantado o evolucionado para lo que sería propio de su edad.

Entre los beneficios de esa actividad física para el bebé se encuentran un mejor desarrollo psicomotor, el fortalecimiento del sistema cardiocirculatorio, el desarrollo del sistema inmunológico e incluso el aumento del cociente intelectual.

El programa mejora igualmente la relación afectivo-cognitiva, acelera el inicio de la socialización, implica mayores habilidades vitales de supervivencia y les ayuda a relajarse y sentirse más seguros.

Hablan las madres

Samanta, una de las madres que participa en este programa desde que comenzó en enero, ha explicado a EFE que su hijo se mueve "mucho mejor, tiene más elasticidad y suele estar más atento a su propio cuerpo".

"La psicomotricidad de mi hija está por encima de las de su edad. En la guardería nos lo dicen, cómo sube las escaleras y cómo se desenvuelve", ha comentado por su parte María Luisa, otra madre también partidaria de que este tipo de programa pudiera ofrecerse en la cartera de servicios de la sanidad pública.

El programa da continuidad a una primera fase de estudio en el que ya demostraron que las mujeres que hacían ejercicio en el medio acuático durante las semanas 20 y 37 de gestación tenían menos bebés obesos, prolongaban la lactancia materna de sus hijos, sufrían menos depresión postparto y parían de forma más satisfactoria.

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