La doctora Carmen Sala Salmerón, de la Clínica Gine-3 de Barcelona, se coloca ante la ventana de efesalud para recordar a las mujeres, con mucha simpatía, que las infecciones de la vulva y la vagina se incrementan en verano debido a la humedad de las prendas de baño, a las depilaciones urgentes o poco asépticas, a la ropa ajustada, máxime cuando se usa tanga, y, sobre todo, a la promiscuidad sexual sin preservativo.
Las vulvovaginitis se definen como inflamaciones e irritaciones de la vulva, de la vagina o de ambas. Son infecciones de origen bacteriano, pero también por virus y hongos. La transmisión obedece al contacto por vía sexual y costumbres higiénicas deficientes o poco saludables.
Causan picor incómodo, enrojecimiento, dolor al orinar o secreción vaginal inusual. La mayoría son fáciles de tratar con antibióticos y buenas prácticas de higiene, y los síntomas se suelen aliviar en menos de una semana, “pero a veces no, indica la ginecóloga, porque pueden ocasionar problemas, sobre todo en el sistema reproductivo“.
El 75% de las mujeres experimenta, al menos, una vaginitis a lo largo de su vida y más del 50% repite el episodio entre dos y cuatro veces en un año.
La vulva y la vagina
Carmen Sala nos recuerda que “la vulva tiene una parte de piel y otra parte de mucosa, que es la vagina”.
Las lesiones cutáneas bacterianas, originadas en muchos casos por el Staphylococcus aureus, engendran forúnculos -inflamación de un folículo piloso y del tejido subcutáneo-, erisipelas -placas eritematosas- que causan dolor y prurito; o celulitis -por bacterias estafilococo y estreptococo- que producen calor en la piel, enrojecimiento, irritación y dolor.

El roce de la piel conduce a las infecciones por herpes genital, por virus del papiloma, con sus condilomas -verrugas-, incluso por molusco contagioso, molluscipoxvirus, debido a inexcusables hábitos de higiene en las manos.
En la vagina también se produce inflamación y se padece leucorrea -secrección vaginal mucoide, blanquecina o no transparente y maloliente-, escozor, malestar, hongos o gardnerella, enfermedad de la vaginosis bacteriana.
La vagina está colonizada por microrganismos que forman su flora normal. El recuento de bacterias en la zona ronda las 100.000 por mililitro y está constituida por distintas especies aerobias y anaerobias.
Piel, mucosa y humedad
¿Y por qué más vulvovaginitis en verano? Por los bañadores mojados, contesta la experiencia de Carmen: “La humedad entra en contacto con la piel de la vulva y, si es continua, aumentan las infecciones. Llevaos una cesta de bañadores para cambiaros después del baño y tened siempre seca la zona de contacto”.
También por las prisas. “Me están esperando y tengo que ir a la playa. Te depilas la zona con una maquinilla de afeitar usada, sin condiciones asépticas, sin las precauciones necesarias… ras, ras, ras y ¡pum!… infección”, relata.
Además, la ropa ajustada y las braguitas tipo tanga, tan apretadas… tienen encogida a la vulva: “Pobrecita, me la hacéis sufrir mucho”, sonríe.
Pero el meollo de la cuestión está en la promiscuidad sexual; en las relaciones sexuales esporádicas. Lo que conlleva a un aumento de las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS).
“Usad siempre preservativo“, se pone seria la ginecóloga Carmen Sala; ahíta de observar y tratar miles de contagios.
“Y no os automediquéis, asevera. Alejaos de situaciones y frases del tipo: ¡Uy!, me pica un poco… pues el otro día fui al médico –responde su amiga– y me dio esto –una crema o un óvulo-, y me ha ido de maravilla“.

Es un mal ejemplo, expone, “porque cabe la posibilidad de que no os curéis y de que cuando vayáis a la consulta ginecológica os hayáis puesto tantos potingues que sea muy difícil poder hacer un diagnóstico preciso debido a la automedicación continuada que os habéis autorecetado”.
Otro ejemplo, “si os vais de viaje tipo aventura, a África o a la India, y no disponéis de centros asistenciales cercanos a vuestra residencia temporal, pedidle a vuestro ginecólogo que os prepare un pequeño botiquín de emergencia ginecológica“.
A veces, las infecciones no se deben a causas ginecológicas, pueden ser alérgicas o por fricción al “montar en bicicleta durante mucho tiempo, por el sillín”.
La doctora Sala no se cansa de repetir, por el bien de las mujeres y la salud de sus vulvas y vaginas, que no es bueno banalizar la consecuencias de las infecciones, aunque la mayoría se curen en pocos días. “No mantengáis meses, meses y meses la sintomatología. Acudid al ginecológico”, insiste.
A la vulva, más amor
El verano está a la vuelta de la esquina y “nuestra maleta se tiene que llenar de biquinis, gorros y cremas solares para dejar fuera las infecciones”, siente Carmen Sala, quien no quiere aterrorizar a las mujeres, solo que se pongan en práctica estos consejos.
“Que os lo paséis muy bien. Nos merecemos una vacaciones sin vulvovaginitis“, desea. Y como continúa la letra y la música de la canción: “…En la arena escribí tu nombre y luego yo lo borré para que nadie lo pisara, María Isabel”. También conseguiremos, de esta forma, que el amor entre de lleno en nuestras vidas.