Tres de cada diez víctimas directas e indirectas de los atentados contra cuatro trenes de cercanías el 11 de marzo de 2004 en Madrid todavía, diez años después, tienen síntomas de estrés postraumático, depresión o ansiedad que interfieren en algunos aspectos de sus vidas: familiar, de pareja, social o laboral

Un 30% de las víctimas del 11-M sufre síntomas psicológicos que interfieren en su vida
Dos personas observan el interior del monumento en recuerdo y homenaje a las víctimas del atentado del 11-M, erigido en las proximidades de la estación de Atocha. EFE/J.C.Hidalgo
  • 10 de marzo, 2014
  • MADRID/EFE/ANA SOTERAS

Esta es una de las conclusiones de un estudio llevado a cabo por la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), con el respaldo técnico de la Clínica Universitaria de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, cuando se cumple una década de las explosiones de diez bombas que acabaron con la vida de 191 personas y causaron heridas a cerca de 2.000.

Este estudio, que todavía no ha sido publicado y cuyas primeras conclusiones han sido adelantadas a EFEsalud, se ha llevado a cabo sobre 526 víctimas directas e indirectas del 11-M (heridos, familiares de heridos y familiares de fallecidos) asociados a la AVT.

La directora de la Clínica Universitaria de Psicología, María Paz García Vera, explica que se trata de una muestra que pretende ser lo más grande y representativa posible dentro del colectivo total de víctimas del 11-M ya que no existe una cifra “oficial” del número total de víctimas “directas e indirectas” de los atentados contra cuatro trenes en las estaciones de Santa Eugenia y el Pozo, cercanas a la capital, y de Atocha y la calle Téllez, en el centro urbano.

La también catedrática del departamento de Psicología Clínica de la Complutense y directora del Proyecto I+D+i “Seguimiento psicológico de las víctimas del terrorismo y efectividad de los tratamientos psicológicos” del Ministerio de Economía y Competitividad, considera que esta muestra es muy heterogénea en cuanto a sus características sociodemográficas (edad, nivel educativo, profesión, situación laboral, estado civil...).

¿Han tenido el tratamiento adecuado?

Para María Paz García Vera, el dato más importante es que el 70% de los estudiados no presentan síntomas o, si tienen alguno, no interfieren en su día a día.

Sin embargo, muchas de las víctimas de estos atentados “no han tenido el tratamiento adecuado” y señala otro dato del estudio en el que ha participado: de las víctimas que están actualmente recibiendo tratamiento, el 58,3 por ciento sólo lo reciben farmacológico.

“Esto es algo inexplicable porque toda la comunidad científica y las principales guías de tratamiento señalan que después de un atentado el trastorno más frecuente es el estrés postraumático y que para este tipo de problema el tratamiento de primera elección es un tratamiento psicológico focalizado en el trauma”, apunta, y solamente cuando éste no funcione, "se deberá considerar añadir al tratamiento psicológico un tratamiento farmacológico, o bien utilizar algún otro tratamiento psicológico".

"Seguramente la infrautilización de los tratamientos psicológicos con las víctimas tiene algo que ver la escasez de psicólogos en nuestro sistema sanitario público", indica la especialista.

La profesora universitaria precisa que los estudios realizados en los últimos 10-15 años sobre consecuencias psicopatológicas en víctimas de atentados terroristas muestran que, en general, con el paso del tiempo disminuye el porcentaje de personas que están afectadas de forma grave, aunque las personas heridas y los familiares de heridos y fallecidos son grupos de especial riesgo y sobre los que hay que hacer un seguimiento psicológico.

En la evolución de las víctimas y en su recuperación influyen muchas cosas, entre ellas los acontecimientos estresantes a que se encuentren sometidos. Por ejemplo, las personas que además del atentado o como consecuencia de él, se vean sometidas a situaciones estresantes como problemas familiares, problemas en el trabajo, situaciones legales sin resolver, juicios, o problemas de salud (situaciones todas ellas muy frecuente entre las víctimas de atentados) parece que tendrían una mayor dificultad para recuperarse, indica la psicóloga.

Diferencias con los atentados del 11-S en Estados Unidos

La comparativa de las consecuencias de los atentados yihadistas del 11-M en 2004 en Madrid y del 11-S, tres años antes en Estados Unidos, a veces es inevitable. Una de las diferencia radica, según la catedrática, en que en España no se realiza de forma sistemática un seguimiento de las víctimas directas e indirectas, “de modo que si ahora, a los 10 años, obtenemos datos de que estas personas están mal, y podemos darles el tratamiento que necesitan, no podemos evitar pensar que esto debió hacerse mucho antes" y si ahora se hace es "gracias al apoyo rotundo de la AVT para que los asociados se encuentren bien psicológicamente”.

Además del tratamiento inadecuado mencionado anteriormente, otra de las circunstancias que nos distinguen de Estados Unidos es que en ese país “se dedican muchísimos fondos a estos seguimientos y a la investigación de la problemática con los consiguientes beneficios para los afectados”, apunta María Paz García Vera.

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