No demonices las grasas, reduce el consumo de sal y cuida tu dieta: El segundo episodio del pódcast "Alimentación sostenible" te ayuda a cuidar el corazón a través de la dieta.

Alimentación saludable, corazón contento
EFE/How Hwee Young

¿Sabías que las enfermedades cardiovasculares crónicas no transmisibles son la primera causa de muerte global? Muchos problemas cardiovasculares son hereditarios, pero nuestro estilo de vida y nuestros hábitos alimentarios siguen siendo factores que están de nuestra mano ¡Cuida de tu corazón con una alimentación más saludable y sostenible!

Este es el mensaje que transmite Noelia López, nutricionista de Nestlé, en el nuevo episodio del pódcast "Alimentación Sostenible". Porque nuestra cultura gastronómica nos permite seguir una dieta sostenible sin renunciar al buen comer.

La cuestión es saber cómo y encontrar en la alimentación una forma de cuidar de nuestro corazón.

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El pódcast de EFEsalud y Nestlé sobre Alimentación Sostenible

¡No demonices las grasas!

Grasas y salud cardiovascular no suelen casar. Cuando empezamos a cuidar de nuestra dieta, las grasas son lo primero que tenemos en cuenta, aunque con frecuencia olvidamos el papel que tienen en el funcionamiento de nuestro cuerpo.

Las grasas son las responsables de...

  • Proporcionar energía
  • Regular la temperatura corporal
  • Proteger nuestros órganos
  • Permitir la absorción de vitaminas
  • Promover el tránsito intestinal

Por eso la especialista insiste: demonizarlas es un error.

No todas son iguales

Eso sí, no todas las grasas son iguales ni tienen los mismos beneficios.

“Un consumo excesivo de grasas saturadas predispone a generar colesterol LDL, el conocido como colesterol malo”, indica la nutricionista.

Generar LDL de más aumenta el riesgo de infarto ya que puede llegar a acumularse más grasa en las arterias.

¡Pero se trata de un tipo de grasa concreto!

Y es que existen distintos tipos, diferenciándose por su estructura química. ¿Sabes cuál es cuál?

  • Grasas saturadas: presentes en la mantequilla, la bollería industrial y en carnes grasas o lácteos grasos. Generalmente se mantienen sólidas a temperatura ambiente.
  • Grasas monoinsaturadas: las encontramos en el famoso ácido oleico. Este tipo de grasa tienen la capacidad de disminuir el colesterol total y el LDL y es la razón por la que no puede faltar en una alimentación saludable.
  • Grasas polinsaturadas: presentes en frutos secos y semillas, aunque también en el pescado azul y algunos mariscos, se trata de un tipo de grasa imprescindible en una alimentación cardioprotectora porque son precursores de las prostaglandinas, moléculas que median en los procesos inflamatorios. Se trata de grasas que no podemos fabricar en nuestro cuerpo, sino que las obtenemos de alimentos.
    • El Omega 3 es una grasa polinsaturada, una molécula con una acción vasodilatadora y antiagregante, que baja el LDL y sube el colesterol bueno (HDL)
    • El Omega 6 es otra de ellas. También tiene un papel vital en la alimentación, aunque por lo general es consumida en mayor medida que el Omega 3 y debería ser lo contrario.

¿Qué hay de la sal?

Otro de los grandes enemigos de las dietas cardiosaludables es la sal de mesa, compuesta de cloruro y sodio. Y es precisamente el sodio el componente con el que debemos tener cuidado. Porque, aunque sea el responsable de funciones tan importantes como los impulsos nerviosos, abusar del sodio también supone un aumento de la presión arterial, que al mismo tiempo significa el aumento de cardiopatías o accidentes cardiovasculares.

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EFE/Iván Franco

“En España consumimos alrededor de nueve gramos de sal al día por persona, cuando lo recomendable según la OMS es no sobrepasar los cinco diarios”, asegura Noelia López.

Como españoles, doblamos la recomendación, cosa que puede suponer un riesgo importante para nuestra salud. Por eso mismo, la nutricionista recomienda el uso de especias, ajo o limón para intensificar sabores y bajar la cantidad de sal que consumimos diariamente.

¡Aumenta el consumo de potasio!

Pero, además de reducir el consumo de sal, podemos compensarlo: si aumentamos el consumo de potasio obtenemos el efecto contrario al sodio. Este mineral, presente en alimentos como el plátano, ayuda a mantener la presión arterial en niveles normales.

Mejor alimentación, mejor salud para tu corazón

Para una dieta compatible con la salud cardiovascular, la especialista señala una serie de nutrientes cuyos beneficios son, como poco, dignos de mención.

  • Polifenoles: antioxidante que encontramos en frutas y muchos vegetales. Regeneran las paredes de los vasos sanguíneos y ayudan a normalizar la presión arterial.
  • Vitamina E: previene la oxidación de las grasas y del colesterol LDL y el taponamiento de los vasos sanguíneos
  • Fitoesteroles: lo encontramos en legumbres y frutos secos y se trata de moléculas muy interesantes para una alimentación saludable.

Desmontando mitos

Como en todo, existen cantidad y variedad de mitos con respecto a la alimentación y su relación con la salud cardiovascular. Noelia López rebate los más extendidos.

¿Si estoy delgado/a no debo preocuparme por mi salud cardiovascular?

Falso. El peso no es ninguna garantía para tu salud cardiovascular. La hipertensión o el exceso de colesterol sanguíneo pueden estar presentes en personas dentro del peso indicado.

¿La sal marina es mejor que la refinada?

Falso. Independientemente de su origen, la sal aporta sodio, componente causante de problemas de hipertensión.

¿Los mayores tienen que preocuparse más por la sal?

Falso. Todos debemos preocuparnos por ello. Es un mineral que no entiende de edades.

La nutricionista de Nestlé es clara: tu edad no te va a salvar de la hipertensión, ¡no te confíes!

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