Cubrir y ocultar marcas, deformaciones, manchas u otras lesiones es, para muchos, parte de su terapia. De ello se encargan en la Unidad de Maquillaje Corrector para pacientes de Dermatología, de Cirugía Plástica y de Oncología del Hospital Universitario Ramón y Cajal. 580 personas se han beneficiado ya de ello

El maquillaje también cura
EFE/EPA/Justin Lane
  • 13 de mayo, 2013
  • MADRID/EFE/MARIOLA AGUJETAS

Mostrar a los demás y a nosotros mismos las secuelas de una enfermedad o accidente puede ser tan duro como la propia enfermedad. En el Hospital Ramón y Cajal trabajan para dar apoyo estético y psicológico, a través del maquillaje, a pacientes con imperfecciones en la piel y así mejorar su calidad de vida. Inicialmente la Unidad acogió a pacientes provenientes de los Servicios de Dermatología y de Cirugía Plástica para posteriormente ir extendiéndose al resto de los servicios de este u otros hospitales que lo requieran.

Los pacientes con patologías cutáneas como discromías (diferencias de coloración), melasmas (manchas), vitíligo (despigmentación), nevus (lunares), acné, cuperosis (capilares enrojecidos), dermatitis atópica, quemaduras y cicatrices aprenden en tres sesiones a disimular las imperfecciones de la piel que les provocan sus dolencias.

Los niños pueden beneficiarse de esta Unidad a partir de los doce años; no se acepta una edad menor al no estar testados en edades tempranas los maquillajes que se utilizan.

Desde el año 2008, esta unidad trabaja gracias a un acuerdo de la Fundación de Investigación Biosanitaria de este centro sanitario público madrileño y la multinacional francesa L’Oreal, propietaria de la marca cosmética de parafarmacia La Roche-Posay que suministra sin coste los productos. Esta marca tiene amplia experiencia en maquillaje corrector. Su creador fue el maquillador profesional Alain Barthélémy junto con la Asociación de Grandes Quemados de Francia y realizaron una experiencia idéntica en la estación termal que da nombre a los productos.

“Nos sorprendió, cuando empezamos, que los beneficios psicológicos eran mayores de los esperados”, afirma Pedro Jaén, jefe de Servicio de Dermatología del Ramón y Cajal.

“Entre otras muchas, tratamos a pacientes con parálisis facial; hay una forma de tratamiento con rehabilitación, toxina botulínica y también maquillaje para disimular las asimetrías. A veces diagnosticas las enfermedades y las curas, otras no puedes curarlas y esta Unidad es una herramienta más dentro del tratamiento”, asegura el doctor.

Tesis y maquillaje

Esta Unidad cuenta con dos enfermeras del Servicio de Dermatología (Ángeles de la Riva y Mayte Embid) y varios voluntarios de la Asociación Española Contra el Cáncer.

Una de las integrantes de la Unidad, Ángeles de la Riva Grandal ha obtenido un sobresaliente cum laude en la defensa de su tesis titulada “Maquillaje terapéutico en personas con lesiones desfigurantes”, dirigida por los doctores Pedro Jaén, jefe de Servicio de Dermatología del Ramón y Cajal y Montserrat Fernández Guarino, dermatóloga del Hospital Central de la Cruz Roja.

El objetivo de la tesis ha sido determinar la relación que existe tras la aplicación del maquillaje terapéutico, el nivel de autoestima en personas con lesiones dermatológicas visibles y la mejora de la calidad de vida de los pacientes.

Los pacientes atendidos presentaban alguna o varias de patologías tales como vitíligo, angioma, melasma, rosácea, psoriasis, eczema, lupus discorde, nevus de Ota, cicatrices postquirúrgicas irreversibles o deterioro físico por enfermedad oncológica.

“Aceptamos pacientes de todo tipo: identidad de género, patologías y lesiones dermatológicas visibles y cicatrices postquirúrgicas de derma o cirugía plástica; también pacientes oncológicos que sufren deterioro de su aspecto e incluso enfermas de anorexia. Terapeúticamente es bueno y lo utilizan como premio para las chicas”, asegura De la Riva.

Cualquier especialista del hospital Ramón y Cajal o de otro centro sanitario puede derivar pacientes a esta unidad. Las consultas consisten en tres sesiones por paciente para enseñarles a cubrir y maquillar las lesiones.

“Viene gente que no se había maquillado nunca pero tienen confianza en el médico y se lanzan. Los pacientes mejoran su apariencia, se ponen muy contentos de inmediato y luego les decimos que les vean sus amigos y familiares y les digan cómo se encuentran”, afirma la enfermera.

La tesis ha unido dos materias la Dermatología y la Psicología. Así este trabajo mide con diferentes escalas el efecto que tiene para los pacientes los tratamientos que se realizan en la unidad de Maquillaje desde 2008 hasta 2011.

Los pacientes reclutados para la tesis fueron en su mayoría mujeres con un 89% frente un 11% de hombres, que se explica por la presión social de los cánones estéticos femeninos; en la franja de edad de los 41 a los 65 años. El área de afectación de la lesión es en un 63,8% el rostro.

El estudio ha observado diferencias significativas con la aplicación del maquillaje en la mejora de la calidad de vida. Se ha tenido en cuenta la mejora en trastornos como la obsesión compulsión, ansiedad, depresión, hostilidad, ansiedad fóbica, psicoticismo e ideación paranoide. Sin embargo, no se han encontrado variaciones en la autoestima de los pacientes, según el estudio porque la autoestima es un concepto dinámico que se configura a lo largo de la vida por medio de la experiencia.

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